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Francisco Morazán el unionista centroamericano

3 octubre, 2014 - 10:50 AM

 

“La educación es el alma de los pueblos y abono de los ejércitos de la libertad”.

 

Tela, Atlántida.- Considerado como uno de los jefes militares más importantes de su época, su figura encarna el sueño integracionista de una Centroamérica que no olvida al famoso estratega, quien nació un día como hoy hace 217 años en Tegucigalpa.

 

En su memoria se celebra el Día del Soldado hondureño, por su amor patrio y la defensa de la soberanía. Se trata de Francisco Morazán, el  hombre digno dispuesto a luchar por la integración.

El militar y político

 

Según los expertos que se encargan de adentrarse en la vida de Morazán, tuvo muchos rasgos distintivos y particulares de su personalidad, que lo convirtieron en un hombre adelantado en el tiempo.

 Una de sus más acentuadas características era su inteligencia, pues su única preparación académica fue de 18 meses en el convento San Francisco y sin embargo hablaba perfectamente el francés.

 Es considerado un brillante orador, escritor, militar y estadista, Morazán fue Presidente de la República Federal de Centroamérica y según los historiadores fue poseedor de una férrea personalidad.

 

 El prócer centroamericano a pocos días de cumplir sus 50 años de edad, falleció trágicamente en Costa Rica, el 15 de septiembre de 1842, citando en su testamento “Mi amor a Centroamérica muere conmigo”.

 Sus restos descansan en el panteón de Los Notables de San Salvador, El Salvador,  pero su ideología sigue viva en los corazones de quienes han perseguido sus sueños cultivando por generaciones el ideal morazánico.

 

 En reconocimiento al sacrificio y heroísmo de Francisco Morazán, algunos museos conservan objetos que en la actualidad son reliquias invaluables para todo aquel que  desea conocer parte de su historia.

 Tal es el caso del Museo de Historia Republicana Villa Roy, adonde se albergan pertenencias del defensor de la patria, como el aguamanil (jarro con pico) y la taza de mayólica (pieza fabricada en Italia con esmalte metálico) que probablemente formó parte de los enseres de la cocina de doña Josefa de Morazán.

Francisco Morazán, fue un hombre de enormes y penetrantes ojos azules, mirada dulce e inteligente, barbado y de imponente masculinidad, son rasgos que describen la atractiva imagen del caballero defensor y unionista centroamericano.

 Conocido como “el señorito” gracias a su alto grado de cultura, era muy asediado por las damas de su época, así lo afirma el historiador Miguel Cálix Suazo, quien por más de 20 años se ha dedicado a estudiar su vida.

 Su única esposa fue doña María Josefa Lastiri Lozano, una mujer bella y adinerada, con quien procreó una hija, Adela, pero tuvo muchos hijos antes de casarse y fuera del matrimonio.

 

“He tenido la oportunidad de entrevistarme con parientes de Morazán y contados hasta 1995, hay 663 descendientes, más de siete generaciones alrededor de siete países, definitivamente era un hombre muy pretendido”, comentó.

 

“Siempre lucía muy elegante con su leva blanca abotonada hasta el cuello. Medía dos varas con dos pulgadas y tenía buena posición económica, por lo que era irresistible”.

 

“Su infancia la vivió en su residencia frente al cine Variedades del centro de Tegucigalpa, adonde probablemente disfrutó de muchas aventuras que sin duda alguna, en ocasiones la causaron problemas”, explicó el profesional.

 

El mito

 

A Morazán se le atribuye como defecto la falta de una oreja, que para Cálix  Suazo “eso es totalmente falso”;  y para confirmar lo dicho, explica que el encargado de negocios de Morazán, Stephen Lloyds, le hizo un retrato hablado, en el cual describe su fisonomía y en ningún momento menciona que le faltaba una oreja, “realmente eso es una tontería”.

 

“Además, en los tiempos de Morazán no existía la fotografía, sino hasta en 1859, 14 años después de su muerte, por lo que puedo afirmar que nunca se tomó fotos”, añadió.

 

 “Su figura fue pintada en diversas ocasiones, siempre de perfil ya que a los retratistas de la época les era difícil captar el interior de las personas”, continúa explicando el escritor.

 

Esta es una apretada síntesis de la vida de Francisco Morazán: El hombre, el político, el estratega, el unionista, el aguerrido, que dejó un valioso legado a Centroamérica, esa franja territorial que él siempre soñó ver integrada como una patria grande, fuerte y sólida.

 

Francisco Morazán Quezada (1792-1842).

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